30 noviembre 2009

La Cábala, ¿Está de Moda?

Pregunta:
Hola, Rabino,
El otro día estaba mirando el noticiero en el que aparecía Madonna (hoy conocida como Esther). Relataba como la Cábala había cambiado su vida. Los nuevos puntos de vista que tenía y las percepciones que había logrado estudiando con su Rabino.

Mi pregunta es: ¿qué piensa usted acerca de las masas de personas que están estudiando Cábala? ¿Es una cosa buena o es una moda pasajera?


Respuesta:
No estoy seguro de cuán auténtica es la Cábala que está estudiando Madonna, pero imagino que hay cosas mucho peores que ella podría estar haciendo con su tiempo. Si la Cábala ha hecho de Madonna una persona mejor, bien por ella.

Es fabuloso que más personas estén interesadas en la Cábala. Aunque en generaciones anteriores era un área de estudio restringida, los cabalistas siempre dijeron que llegaría un tiempo en el que sus enseñanzas estarían disponibles a todos. Su mezcla de pensamiento profundo y espiritualidad “bajada a tierra” es algo muy necesario hoy.

El tema no es tanto sobre quién puede estudiar o no Cábala, sino más bien cómo puede uno decir si lo que estudia es lo auténtico. Lo que me preocupa es que algunos exponentes modernos de la Cábala sostienen que se trata de una religión separada, distinta del judaísmo. Esa afirmación no sólo no es cierta, sino que es autodestructiva.

Predigo (sin usar ninguna percepción mística) que esa idea de divorciar la Cábala de sus raíces judías significará el fin del denominado “movimiento de la Cábala”. La verdadera Cábala florecerá, pero las imitaciones baratas seguirán el camino de las otras modas pasajeras. ¿Por qué? Vea: los cabalistas llaman al misticismo judío El Pardés, que significa “El Jardín”. ¿Cuál es el paralelo entre un jardín y el misticismo? Si usted ve una flor hermosa en un jardín podría sentir el impulso de recogerla y llevarla a su casa para disfrutar de su belleza. Pero fuera de su hábitat natural, una flor no dura mucho. Una vez desconectada de su fuerza vital se marchitará y morirá pronto.

El sacar la Cábala de su contexto judío es como sacar una flor de un jardín.
Luce hermosa y tiene buen aroma por un tiempo, pero pronto comienza a marchitarse, a pudrirse y a oler mal. La Cábala es una espiritualidad viva, que respira, que es nutrida por el rico suelo de la sabiduría y práctica judías. Pero quienes la califican de religión separada (por la obvia razón de tratar de ganarse una audiencia más amplia) están convirtiendo algo profundo y sagrado en otra mera moda pasajera: luce bien, provoca revuelo, pero no durará.

Aunque uno puede sentir el sabor de las enseñanzas de la Cábala incluso sin ser particularmente observante del judaísmo, no se la puede separar de su fuente. La Cábala es el alma del judaísmo. Un cuerpo sin alma carece de vida; un alma sin cuerpo no tiene base. El judaísmo sin su lado místico puede resecarse y perder atractivo. Pero la Cábala sin los cimientos del judaísmo práctico es una flor sin raíces, una flor arrancada.

Somos una generación que está en la búsqueda permanente. Hemos intentado el materialismo vacío, y no ha logrado sostenernos. Hemos experimentado con el escapismo espiritual y nos ha dejado flotando hacia la nada. Es tiempo de probar los frutos del jardín, las profundas percepciones místicas cimentadas en el fértil suelo de la tradición. Esa es la verdadera Cábala.

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