10 diciembre 2009

Marido en Apuros

Por Aron Moss


Pregunta:
No entiendo a mi esposa. Dice que nunca tengo tiempo para ella. Planeé pasar el día juntos. Fuimos de compras y volvimos a casa después de cuatro horas de paseo en el centro comercial. Me puse a trabajar, y de pronto me dijo: "¡Pero no hemos pasado nada de tiempo juntos!"

Estoy despistado. ¿Si cuatro horas de compras con ella no es bastante, que más puedo hacer?

Respuesta:
Una de las diferencias más profundas entre los hombres y las mujeres es la manera en que vemos la realidad. Los hombres miran los hechos, las mujeres miran los sentimientos. Para un hombre, los hechos determinan lo que es real, independiente de la manera que sienten. Para una mujer, sus sentimientos definen la realidad, y los hechos concretos son solo secundarios.

Un ejemplo típico. Una pareja está llegando tarde a una boda porque la esposa
no está vestida. Esta es la conversación:

El marido: Si no salimos en los próximos tres minutos, perderemos la ceremonia.

La esposa: ¡Pero no tengo nada que ponerme!

El marido: ¿Qué quiere decir que no tienes nada que ponerte? ¡Hay un armario con 78 conjuntos delante de tus ojos!

La esposa: No tengo nada que ponerme. Este vestido me hace gorda, ese lo usé en las últimas tres bodas, y con respecto a los demás, me he cansado de vestirlos.

El marido no sabe qué decir. Él cree que la única solución es comprarle un nuevo vestido que no puede coserse en los próximos tres minutos. Así que deja el cuarto exasperado.

Eso es porque él está mirando los hechos. Los hechos son que hay 78 conjuntos en el armario. Y si ninguno de ellos es bueno, la única respuesta es cambiar los hechos y comprar otro traje. Pero si él viera las cosas desde la perspectiva de su esposa, podría entender lo que ella realmente quiere decir y la ayudaría a resolver el problema.

Cuando ella dice: "No tengo nada que ponerme", quiere decir eso. Ella puede ver la ropa en el armario. Pero lo que está diciendo realmente es: "No hay nada en este armario con lo que me sienta cómoda". La realidad de una mujer está basada en sus sentimientos, en lugar de los hechos fríos. Hasta donde sus sentimientos están comprometidos, el armario está vacío.

Su marido debe comprender que la perspectiva de su esposa es tan válida como la suya. Él puede tener razón- en el mundo de los hechos, hay un armario lleno. Pero hay otro mundo igualmente real, el de los sentimientos. Si ella no se siente bien con su armario, entonces no tiene nada que vestir.

Para resolver el dilema él no necesita cambiar los hechos y comprar otro vestido.

Necesita olvidarse de los hechos y dirigirse a sus sentimientos. Debe sacar un conjunto que le gusta y decir: "¡Pero éste te queda tan bien!" Si él lo dice con sinceridad, entonces algo asombroso ocurre. Ese traje aparece de la nada, y ella tiene algo que vestir. No porque los hechos cambiaron, sino porque sus sentimientos cambiaron. Ella se siente bien ahora con ese traje.

Lo mismo se aplica a su confusión sobre la necesidad de su esposa de pasar tiempo con usted. Cuando ella dijo que no han pasado suficiente tiempos juntos después de un día entero de ir de compras, usted miraba los hechos inmediatos. Y ha apuntado que habían pasado cuatro horas juntos. Pero no es eso lo que ella quiso decir. Cuando dijo que quiere pasar más tiempo junto a usted, quiso decir que desea sentirse cerca suyo, reconectarse con usted, para compartir sus sentimientos.

Estar de pie en la línea de la caja en una tienda de ropa no cuenta- aunque técnicamente están juntos. Pero un paseo en el parque hablando sobre problemas de vida profundos, o riéndose durante el desayuno- ése es el tiempo real, porque usted está conectado. Una hora de atención no dividida vale infinitamente más que un día entero de ejecutar mandados juntos.

Di-s creó a los hombres y mujeres diferentes para que podamos aprender uno del otro. De los hombres, las mujeres pueden aprender el valor de a veces dejar sus sentimientos de lado y mirar los hechos. De las mujeres, los hombres pueden aprender que los sentimientos pueden ser más reales que los hechos. Esa vida no es moderada por el tictac del reloj sino por el latido del corazón.

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