25 diciembre 2009

Use y Tire


A veces me pregunto… Aprendimos  que en la historia hubo una Edad de Piedra, una Edad del Bronce, etc. ¿Cómo se denominará nuestra era: “La Edad del Descartable”? Vea cuantas cosas tenemos que son descartables: platos y tazas de papel, tenedores y cucharas de plástico, pañuelos, manteles, pañales, jeringas, etc. ¡Ahora tenemos cámaras fotográficas y lentes de contacto descartables!

Las cosas no fueron siempre así. Para mi bar mitzvá recibí una lapicera fuente Sheaffer que me sirvió fielmente por 20 años. Cuando la perdí, sentí como si hubiera perdido algo de significación, aunque solo se trataba de un objeto inanimado. Hoy tengo un cajón lleno de bolígrafos, la mayoría de los cuales fueron obsequios promocionales. No podría importarme menos si perdiera uno o más.

Recuerdo haber llevado una radio a que la repararan. Si usted trata de hacer lo mismo hoy sería considerado un loco. ¡No se repara una radio rota! Usted la tira y compra una nueva. Incluso no es probable que el automóvil por el que usted pagó miles de dólares siga siendo suyo por mucho tiempo. Si puede permitírselo, lo cambiará después de unos tres años. ¿Por qué? Porque…

¿A qué quiero llegar? Nuestra cultura desarrolló una actitud: en lugar de tratar de arreglar algo es más conveniente tirarlo y conseguir uno nuevo. ¿Y qué hay con eso? Que esa actitud puede trasladarse a las relaciones personales. ¿Hay problemas en el matrimonio?, ¡descarte a su cónyuge y consiga uno nuevo!

La incidencia de hogares destruidos no tiene precedente. ¿Cómo puede ser que dos personas que en un tiempo se sentían tan atraídas mutuamente, que estuvieron dispuestas a contraer un compromiso para toda la vida, hayan llegado a ser tan incompatibles? Admito que algo puede haber ido mal en la relación, pero con un poco de tiempo y esfuerzo las cosas pueden repararse. Seguro. Pero, ¿por qué gastar tiempo y esfuerzo para arreglar algo cuando se puede conseguir otro nuevo?

“¡Absurdo!”, tal vez diga usted. El impacto de los estímulos subliminales es algo comprobado. Esto no es diferente. Ha habido un sutil adoctrinamiento para fomentar la actitud de “no se moleste en arreglar algo cuando puede conseguir uno nuevo”.

No estoy diciendo que debemos volver a los pañuelos de tela y a las lapiceras fuente caras; pero sí debemos ser conscientes que, inadvertidamente, podemos haber caído en una actitud errónea. Las personas no son objetos. Si algo se descamina en una relación, ya sea entre amigos o entre esposo y esposa, debemos hacer todo lo posible para ver si puede arreglarse.

Por cierto, la ciencia médica nos ha dado la magia de los trasplantes de órganos. Solo cuando el corazón o un riñón están irreparablemente enfermos, podemos reemplazarlos. ¡Qué tonto sería si uno quisiera someterse a un transplante de riñón solo por una infección leve!

Una lavadora de ropa reparada puede no ser tan buena como una nueva, pero una relación restaurada, que se inició con amor, es mucho mejor que una nueva.

 El contenido de esta página es producido por Chabad.org, y tiene el copyright del autor y/o Chabad.org Si disfrutó este artículo, lo animamos a distribuirlo, cumpliendo con no corregir ninguna parte de él, e incluyendo esta nota, acreditando al autor, indicando el link de www.chabad.org. Si desea reeditarlo en un periódico, libro o sitio Web, por favor envíe un email a permissions@chabad.org

No hay comentarios:

Publicar un comentario